viernes, 23 de julio de 2010

El escritor chileno Hernán Rivera dice buscar que su lectores "sientan placer"

Bogotá, (EFE).- El escritor chileno Hernán Rivera Letelier, Premio Alfaguara de Novela 2010, confesó hoy a Efe en Bogotá que busca que sus lectores "sientan placer" con su trabajo.

"Busco que el lector, aparte de entender la historia que le cuento, sienta un placer y que se detenga en la musicalidad de una frase, una metáfora, una comparación, un adjetivo", dijo el autor de "El arte de la resurrección".

Admitió que su labor se inspiró "en el realismo mágico", pero aclaró que su obra "es muy distinta", y explicó que trata de "volver básica o extraordinaria una escena común y corriente a través del lenguaje, de la palabra, de la poesía".

"Cuando el lector entiende aquí que es mágico, di en el clavo, porque los personajes no vuelan. Son comunes y corrientes", subrayó Rivera Letelier, quien presentó esta semana en Bogotá la novela con la que ganó el Alfaguara.

Para el escritor chileno (Talca, 1950), "el realismo mágico se quedó con (Gabriel) García Márquez", y reconoce que "después de él, nadie puede hacer algo igual".

Rivera Letelier definió su obra de once novelas, decenas de cuentos y muchos poemas, enmarcada en lo que llamó "realismo estético". Precisó que lo que hace es "poético", pues, explicó, cuenta "una realidad del desierto y su historia a través de la poesía".

Buena parte de las historias de Rivera Letelier tienen su geografía en su desierto natal de Atacama, en el norte chileno.

"Claro, mi experiencia fueron 45 años en ese desierto, de los cuales fui un obrero de la minería durante 30 años, en uno de los parajes más duros del planeta. Éramos explotados, estábamos mal, pero el humor estaba siempre presente en la solidaridad, en la amistad", destacó.

Reforzó su teoría al remontar a su pequeña novela "Santa María de las flores negras" (2002), en la que cuenta "una tragedia. Una matanza de obreros de una marcha a través del desierto".

Dijo que vivió esas huelgas, esas marchas y que comió "en ollas comunes y entonces había humor (...), allí estábamos, en un paraje duro. Nuestra historia era dura, llena de injusticia, pero también había amabilidad, solidaridad, humor, entonces, ¿por qué dejarlo?" se preguntó.

"Uno nace con cierta sensibilidad, y en este caso artística, pero puede ser una sensibilidad física, social, en fin (...), uno nace con cierto talento y hay que trabajarlo", apuntó.
También reveló que no tiene "títulos", que escribe "por intuición", y reconoció que "los corridos mexicanos" le inspiraron historias.
"Cuando estaba escribiendo mi primera novela, 'La reina Isabel cantaba rancheras' (1994), buscaba un tono que contara un drama como el del hijo desobediente que mató al papá, de la ingrata que me abandonó, de sonaron cinco balazos a las tres de la madrugada", recordó.

Son dramas, explicó a Efe, "que cuentan y cantan con música de fondo alegre, de trompetas y guitarrones", y así se lo propuso: "contar la historia del desierto no en tono de conmiseración, sino con humor y con poesía".
Rivera Letelier también dijo a Efe que la gira de promoción de "El arte de la resurrección" la va a "vivir al máximo" y anunció: "después la contaré en mis memorias un poco antes de morir".

Jocosamente señaló que dispondrá "que sólo se podrán publicar cuatro días después de muerto", pues "no sea que al tercer día resucite".

Actualmente Rivera Letelier anda con la computadora "a la rastra" pues, confesó, está escribiendo tres novelas.

"Es muy placentero hacerlo", dijo, y comparó esa escritura triple "como tener tres mujeres a disposición. Es un placer absoluto. Aún no se me cruzan como en el caso de El Escribidor" de Mario Vargas Llosa (el personaje "Pedro Camacho").

Para escribir, confesó también, "soy lo más antimetódico", y añadió que no tiene horario, no fuma y no toma whisky.
Agregó que escribe "en silencio" y que su único estimulante "es leer en voz alta" lo que está escribiendo.
"Lo hago en un pequeño cuarto de mi casa de Antofagasta que es mi sala de partos" en la que, admitió, corrige mucho.

Recalcó que "más que un escritor soy un corrector. Estoy convencido que el arte está en la forma y hay que trabajar mucho el lenguaje, la palabra".

A instancias de Efe, y "quizá como consejo a los narradores jóvenes", remarcó el autor chileno, "les diría que hay que leer mucha poesía y que traten de escribir poesía".

Esas lecturas son "fundamentales para adquirir el conocimiento de la palabra, para ajustarla, para acariciarla, olerla, oirla".
El escritor considera a los autores del "boom" de la literatura latinoamericana como sus "maestros", entre ellos, de manera sobresaliente, el mexicano Juan Rulfo y el colombiano García Márquez. 
EFE

2 comentarios:

Eva dijo...

Me ha gustado la expresión de realismo mágico, ¿Acaso la realidad puede ser mágica? En cualquier caso me gustan las intenciones de este autor. Me gusta que se preocupe por los intereses del lector

David Ruiz dijo...

muy de acuerdo contigo Eva