BUENOS AIRES. —Cuando un escritor muere nacen palabras, versos y dudas, este sábado Argentina vio nacer estos elementos, porque Ernesto Sábato, el último mito viviente de la literatura argentina y figura fundamental en la defensa de los Derechos Humanos, murió.
El laureado escritor quien según sus propias palabras “descendió a los infiernos” para investigar los crímenes cometidos por la última dictadura en Argentina, falleció el sábado a causa de una bronquitis a los 99 años de edad en su residencia del barrio de Santos Lugares.
El autor de “El túnel” dejó a un lado la literatura para dedicarse a elaborar un completo informe de las atrocidades cometidas por los militares en el régimen de 1983 a 1976, que se tituló “Nunca Más” y sirvió de prueba para juzgar a los jerarcas tras el retorno de la democracia en 1983.
Sábato se fue sin el más grande galardón de la literatura mundial, y Argentina, y en el mundo lo lloran hoy. “Se ha ido un faro de la ética”, dijo el ministro de Cultura de ese país.
Debido a su ceguera, en los últimos años se vio obligado a dejar la lectura y la escritura y a llenar su espacio con la pintura.
Sus obras, influenciadas por su estancia en París, donde conoció al chileno Roberto Matta y al español Óscar Domínguez —grandes del surrealismo— tenían ese estilo, con dramático color, tal vez reflejando el desgarro que percibía en la sociedad.
Llora Argentina!!!
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